Imagen cogida de la red
TRÁNSITO DEL ANHELO
En el ojo de los sueños, los
andamios del amaranto insoslayable.
El tiempo al acecho del viento,
la fuga hacia el infinito: pródigo es el anhelo
en la bocanada del reino de este
mundo.
En el cuenco de mis manos el
trozo de infinito y todos sus relojes de hoguera.
Al cabo, si me quedo o me rehúso,
es igual el semblante de las paredes.
En la ciudad todas las monedas de
miedo y sus afanes simulados hasta el punto
de lamer las estrías de las
sombras.
Siempre habrá, aquí, algo inverosímil,
como la respiración de los amantes.
(En el diente de la lluvia, la piel cerrada de la noche, el agua
verde que nos moja
hasta los tuétanos. Gotea la música redonda del anhelo; la luz, en
los párpados.)
No hay límite entonces, ni
cárcel, sino el fluir del ala que sostiene.
En el camino, la rama de pino de
la inocencia, el alba de azúcar sobre el césped.
Con todo, la lejanía es
irrevocable y obediente a la almohada.
Barataria, 12.XI.2014
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