Imagen cogida de la red
CEMENTERIOS PLURALES
Allí el otoño con sus carnes
postreras y las aspas de los ataúdes mordiendo
el césped del cielo falso del
aliento.
A ciegas las palabras
arremolinadas en los andenes y calles.
(Todo lo putrefacto también tiene su vida interior) y, supongo, su mysterium.
Siempre es plural el país póstumo
del paraíso.
En el cementerio de los
taburetes, los aserraderos muerden el costado
de tantos jeroglíficos confiados
a los tejados, al ajuar del silabeo.
Siempre existe alguien que
recrimina las estribaciones del alfabeto: los jirones
de conciencia, aquí, en el baño impúdico de la violencia.
Solo hay un regazo plural: los
cementerios y esta suerte tenebrosa
de monedas, la extorsión que
escarba debajo de las axilas y habita plegarias
tan siniestras como cuellos
sajados.
Desde luego, desconozco la
existencia de ruiseñores en el envase vacío
de los arlequines y de otros
viscosos aullidos.
Nos hundimos en esta bestia de la
tormenta, más allá del ojo que nace y muere.
Hay zumbidos ebrios desde que
amanece y sueños grises en el puñado
de cruces arrojado a la otredad…
Barataria, 22.XI.2014
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