Imagen cogida de la red
INCLEMENCIAS
De la hoja seca, el leve pájaro
de sepia entre las respiración de los días
acontecidos. Sobre cada uno de
los nombres tutelares, los retratos borrosos
y profundos de los minutos del
tránsito.
(Sucede que uno siempre es peregrino en medio de aglomeradas
palpitaciones;
nosotros, el otro prójimo en tierra de tiempos extraños.)
Cuando el aire toca los
imposibles, crecen las gotas lacustres del aliento.
Algo es cierto en todas estas
inclemencias: baja a voluntad propia el océano
del contagio; muerden las hélices
de la memoria,
cruza las calles todo lo
insólito.
Siempre es vasto el andamio que
desgasta el fuego de la conciencia.
Siempre una moneda es la sombra
del resplandor.
Allá, en los absurdos de la
nostalgia, el escombro como un hábito absurdo.
Sin tantos atavismos, me muerden
los insectos de la nada: siempre es huraña
la ciudad con su mecánica de
encajes sediciosos.
Barataria, 13.XII.2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario