miércoles, 29 de octubre de 2014

FOSA

Imagen cogida de la red




FOSA




Cada día cavamos nuestra fosa junto a la inhospitalidad de los relojes.
(La ceniza es como la inocencia perdida en los caminos enormes que hace
la luz entumecida de las fuerzas abatidas por el tiempo.)
La infancia irresuelta apresura mis pasos junto a los extraños nudos
inmovilizados por el frío. ¡Nunca escarmiento de los golpes!
Es inútil que lo diga, pero la indiferencia me indigna, (vos) lo sabés cuando
enmudecés de golpe sobre los adoquines. Por supuesto, sé que la conciencia
no es fosa neutra, sino una tierra en permanente litigio.
¿Existen en realidad los seres que llamamos santos? ¿En qué muda ciudad
viven y conspiran? ¿Tienen en su osamenta la voluntad de un cadáver?
Cada día suicido las telarañas de las paredes,
vomito el pájaro de mis obsesiones, le susurro a las alucinaciones desconocidas.
Cavo incesantemente mi huida: la luz es poca en esta lluvia de tierra.
Es tan abundante la nada que hasta en la ropa transpiro su hedor…
Barataria, 23.X.2014

1 comentario:

Cristián Marcelo dijo...

Magnifico poema, André, como gustaría tener tus libros.