Imagen cogida de la red
NOSTALGIA DISPERSA
En la sábana de las antorchas, los
huesos dispersos de los mástiles.
Los ojos anhelan la sencillez de
las alas, la embriaguez de las sirenas.
Coloreo todas las dispersiones
del delirio.
En la sal del origen, los días
siempre ascendiendo hasta el cuello.
Solo pienso en el filo del fuego
y su huella de invisible albedrío, en los nichos
líquidos del témpano y los ayunos
al pie de los arbustos.
Esta vez todos los objetos
sucumben en la avidez del alambique.
En las mochetas del cielo, los
espejos diluyen el jardín de las nubes.
Sobre la superficie de las
sombras el recuerdo del tejado con tus muslos
prestos al grito: era mi refugio
donde saltaba el arcoíris,
sus solapas quemadas de tabaco.
Por cierto que nunca hubo última
vez: jamás el vendaval deshizo las ventanas
solares del largo camino de
aserraderos. Los brazos siguen allí, como postigos,
sobre la viejas vigas del
tabanco. La ciudad es tortura en mi voz.
El sueño, sólo un instante en la
arcilla del día.
Barataria, 11.X.2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario