Imagen cogida de la red
VIAJE A FONDO
El
que dude, antes de proseguir, debe llevar a cabo una sencilla experiencia.
Tome
un revólver cargado y como jugando aproxímeselo a la sien,
inmediatamente
sentirá el anuncio de una nueva primavera y el licuarse de
las
piernas del mundo que se niegan a sostenerle.
Juan
Larrea
Me sumerjo
en los labios de la huida esa que salpica los poros de la dádiva y ahoga como
un litoral de espesa neblina las ingles del cansancio las letras
incomprensibles del tiempo que indagamos cada día el remedo de los nombres que
desintegra las imágenes impasibles del espejo —en la ceniza
abisal de las entrañas solo el hambre y su íntimo fango el azote impune de las
mortajas: allí los crímenes oxidados en los túneles en las fosas comunes del dolor
¿qué río atraviesa a la ciudad sin ningún respiro? rejas como sepulcros de
orfandad amargas lenguas de las alambradas centinelas a la paz estas estatuas
que perturban la conciencia estériles cisternas disfrazas con homicidas
sedientos sórdidas mutilaciones del arco iris en medio de la inmundicia
dulcificada de los azadones los días enfurecidos en la garganta las sombras
sordas simultáneas mordiendo el entrecejo ahora el polen se ha convertido en
carroña germina el equívoco como una batalla apoteósica ¿quién restalla el
incienso? me muerden los rincones de los buitres y el aire insólito del terror
del inframundo: me muerden las agitaciones los trastornos los estremecimientos
los acalambramientos las contorciones los azogamientos los espasmos las epilepsias
las pataletas los escalofríos no convidados
no evocados no reunidos no persuasivos ni apodícticos de pronto florecen
las estampas de algún caligrama amanece la claridad ciega el territorio del
pecho con sus coágulos el mausoleo de los nombres de todos los nombres la
epopeya es enorme claro a veces almibarada imposible de repetir en la memoria (me quedo absorto ante la pared entintada de
verbos que ni Dios entiende) desciendo a la costura de mis cicatrices —en realidad de muchas— lamo el buen humor de las
figuras hieráticas bien amadas banderas en la plaza cívica esa locura cierta de
acercar la esperanza esa vigilia memoriosa “de crear el pasado”, tal las
palabras de D. Miguel de Unamuno ver el reverso de la página de los sonidos la
masa invencible de los imanes quitarle a la sintaxis su forma pervertida elevar
la alegría a ventana no hay tiempo para la oblicuidad de las burbujas no hay
espacio para la convulsa forma de las diademas no hay cucharas para la
estridencia el puzle de la lengua dejó de ser infinito hay que degollar los
días de saliva en los expedientes del universo solo los magnetismos frente al
espejo se desvanecen las conjeturas los días imposibles de los absolutos riamos
agrietemos el pasado y sus oprobios tal vez la lluvia lave toda la violencia la
impotencia los ocultos impasibles a las plazas démosles el pan necesario y no
la costra de las cataratas es y no es el tiempo sábana acogedora es y no es el
zapato bostezo ni transmigración perversa ni tedio es simple indumentaria de
monedas cansadas en el ojo y el árbol las teorías como gota presente del
tiempo: ¿cuánta polisemia sin embargo tienen los minutos? ¿con cuántos trapos
se cobija la historia? ¿con cuántas raíces se sostienen los pájaros? ¿con
cuántos paraísos se hace una fortaleza? de seguro vos y yo seguiremos mordiendo
las afonías del aire y allanando esa hoguera de la página con la ternura de la
tinta desde lo hondo del cauce esta dura
faena de seguir gastando nuestros zapatos la primavera avanza sin los topos del
luto…
Barataria, 08.VI.2014
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