Imagen cogida de la red
MAREA
Sobre las rocas, la soga de
espuma. El viejo bote de los ojos. Y esta suerte
de puerto en mi batalla: me
vacías los ojos, hosca ventana del mar;
me ardes en tu morbosa humedad,
como una lágrima de ataúdes abiertos.
—También aquí, hay eriales
perdidos en la pendiente negra de las tumbas:
vos con el aguamanil ausente de
las lejanías miserables;
Yo, como un monaguillo en los
cielos paralelos de la enramada.
(A ratos los búhos son papiros muertos, borrosa luz en los
lavabos.)
Desde la losa mortecina del
olvido,
los oscuros jardines de la sal,
el puchito de gaviotas de la saliva, la losa
de la nube en los restos oscuros
de los pasadizos.
Ya miré la cara lánguida de la
ironía; ahora voy, —ya lo sabés, deshechas
las aldabas—, a otra lejanía
menos gris que la ceniza de la espuma.
Barataria, 26.XI.2013
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