domingo, 1 de mayo de 2011

BARNIZ ATARDECIDO


Allí, en el disfraz, los labios de la noche. El fuego con costales
en la retina, el viento atardecido de los relámpagos: la ventana
raída de la piel. Muerde la piedra pómez de la nube la alcancía
de volcanes desnudos en el entrecejo del erial,
en la precipitación del agua que cae en la noche como un parabrisas...




BARNIZ ATARDECIDO




Sometimes you laugh, sometimes you cry
Life never tells us, the whens and whys
When you've got friends, to wish you well
You'll find a point when, you will exhale
WHITNEY HOUSTON




Allí, en el disfraz, los labios de la noche. El fuego con costales
en la retina, el viento atardecido de los relámpagos: la ventana
raída de la piel. Muerde la piedra pómez de la nube la alcancía
de volcanes desnudos en el entrecejo del erial,
en la precipitación del agua que cae en la noche como un parabrisas
roto en los bejucos arrancados de la luz.
(Atardece en el fruto maduro de la zunza, en el trapecio de la rama
de nísperos, en el musgo de la oscuridad caído en las ventanas:
atardece cuando sollozan peces quemados, oscura leche
de la indiferencia, éxtasis del barniz en el candil del bostezo,
donde la carne se absuelve de sus monstruosos recuerdos,
atardece en los pasillos de la ceniza cuando ésta llega a las pupilas,
y vuelve irrespirable en diámetro de los túneles,
la gelatina viscosa de la soledad,
el puerco espín de los alfileres o los cuchillos, el biplano de los brazos
colgado del reloj de la cópula, el guacal de morro en la candidez
de la horchata, San Salvador hundida en los bolsillos del hampa,
el matapalo del harapo buscando sapiencia,
1821 es tan monótono como el siglo 21
con todo el pasmo de sombreros descreídos.)

—No hace falta valor para derribar los muros del parpadeo:
desde la mecedora de la turbiedad, divisamos las palabras y acercamos
los recuerdos, mordemos las sirenas del crepúsculo,
los enfermos suben la escalera de la cruz igual que nosotros,
nazarenos, de los tiempos apocalípticos: somos presas
de la radioactividad de las poluciones de la ira, sin trajes que neutralicen
estos feroces jardines del aniquilamiento.

¿Hacia dónde nos lleva el estiércol nacido del alfabeto,
los grandes laboratorios con sepas letales, el foso del granito,
el chancro de los espejos,
la miseria sifilítica de los cadáveres, el magma inmundo de las heces?
El escalofrío ronda en las aceras. La música del exterminio
recorre las vísceras, ahora, después de alejarnos del azúcar.

Pensamos en la ética de las ejecuciones selectivas, el facebook
o el twitter nos apartan de los sueños obscenos, y así jugamos
a la doble cara de los desiertos,
al agujero negro de la fosa común del olvido,
con los huesos absurdos, disputados a los difuntos del planeta,
que siguen ahí, en el edén inefable de la Esperanza,
en el disparo colectivo de la esperma, en los libros magullados
por la polilla. Juro que para tan breve vida, hay que cargar largas
heridas, impostar los espejos,
usar el camuflaje de los espectros, verter el tizne de la noche
en los cristales, postergar la resurrección para los días postreros,
alimentar la gallina de los huevos de oro por aquello de las vacas
flacas. Calentar en el poyetón, los guineos majonchos
que sirven para mitigar la conspiración del hambre…

Barataria, 28.IV.2011

2 comentarios:

Marian Raméntol dijo...

"Muerde la piedra pómez de la nube" siempre me desmontas, siempre consigues que me quede atrapada en tu red de palabras y sensaciones.

Un gran abrazo
Marian

André Cruchaga dijo...

Gracias, marian, siempre es un privilegio y una suerte tenerte por estos lares.

Te devuelvo el abrazo, con la admiración de siempre.

André Cruchaga