Imagen cogida de la red
ENCENDIDA
SAVIA
Desde la
raíz a la rama impasible, esta perpetua brasa de tu nombre.
Cálido el
río que recorre todo el aliento del árbol. (Lívido
el anhelo entre
sus aguas; abierta la sed, herida
la carne.)
En los dedos
del sueño, las mañanas en el cierzo de los ojos: página tras página
el infinito,
las sienes enmarañadas en el nudo ciego del infinito.
Bracean
súbitos peces en el nombre vertical del búho, en la existencia verde
del filo de
los años del murmullo.
Algo es
tierra y sonidos: el espacio nos copia y exhala lentas hojas, palabras
después de
lo que uno es, lo vivido. Callo frente a la atarraya alta de la noche.
¿Quién
reposa después de subvertir las aguas?
Miro si
existes en medio de esta memoria incierta de la sombra.
¿Quién
permanece y quién conoce lo visible de la espina?
Ya nos
fundimos en el pájaro: arde la luz sobre el granito de los días.
Ahora luz o
sólo idea: quema la luz postrera de la memoria.
Barataria, 04.I.2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario