Imagen cogida de la red
HOJARASCA
Sobre la entraña de la tierra, el
eclipse total de las hojas. El claroscuro.
Apenas visibles los anillos
circulares de la luz, el brillo sumergido
de lo impermeable, el estupor que
atraviesa la raíz del sueño.
(Debajo de la piel es inasible la borrasca, —yo, en el claustro
de mi propia caverna, aferrado desde no sé cuándo a la entraña.)
Sacudida la nostalgia contra la
migración de inmensos abanicos,
sólo me queda lo próximo, lo
siempre incesante: la huella del bostezo
que me consume, la caída de la
tarde debajo de mi lengua.
—Luego, quizá, moje mis pies con
la saliva de mi cuerpo.
(El zumbido que subió a mi garganta fue la noche, los jeroglíficos
de la bruma.)
El vuelo volverá como retorna el
pájaro a su nido a la hora del crepúsculo.
Barataria, 02.V.2013
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