sábado, 11 de mayo de 2013

JAULA

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JAULA




El delirio en las cuatro paredes de la jaula de este redoble de armaduras de la bruma ciegos los barrotes junto al sudario de la queja que balancea sus ahoras nos muerde el césped onírico del insomnio la rama que sobrevive desempleada de la noche los infiernos virtuales del yo profundo sin posibilidades de epifanía  a ratos la espesura del estiércol como hostia monástica en la pútrida acuarela de la ingravidez  (la conciencia seguramente es el último reducto del trino) aquí la imagen autista del diluvio dentro de la primera sábana de la bruma corre al trasluz el viejo juelgo del hollín mísera sombra pródiga en deshoras me llueves a diario en la incógnita de los puntos suspensivos:  duendes ficciones ancestrales el tarot el vudú en la piedra bautismal quizás también la capilla ardiente de las palabras los brotes de cólera enraizados en los aleros o nidos del horizonte (es cierto no puedo juzgar a nadie pero sueño en la libertad sueño con la cólera del olvido y su fiebre de llave codiciosa sueño en la extensión de los mendigos y con esta suerte de gastados zapatos con el precio que le debo pagar a lo implacable hoy ¿dónde están los amigos? todos los rostros y todos los combates los helechos azules del buen presagio las respuestas al reino de este mundo con sus huéspedes deshabitados) escupo sobre la cárcel de mi generación sobre la cruz: es un asunto personal para librarme de los adioses cuestión de no darle las buenas noches a la ausencia a todo el troglodismo a la carta y a los mimos sin ninguna excusa tal es la puerta que se abre a los párpados: un fantasma tras otro como turbios verdugos sin cesantías en la garganta vino y se fue vino y se fue del tamaño del insomnio vino y se fue entre los dientes del espejismo vino y nació la ceniza fúnebre la piel petrificada de los vacíos: crece la lluvia quebrada en la garganta ¿de qué azul es el espejo del mar ahora que lo recuerdo? ¿de dónde la pieza de museo del disparo la historia lastimera de los atenuantes?  (las curvas de la nostalgia son inmensas cuando siegan la órbita de los fósiles cuando el aire entra por las celdillas de la fatiga y se gasta toda la desnudez de las aguas: debo suponer que soy un ciego centinela del tiempo un ciego con sus propios claustros un destiempo de frutos sobre el olvido) a veces me habito y saco mis municiones: el misal el escapulario la cruz el repertorio desvencijado de las espinas y la piel decrépita de las campanas de la noche ¿alguien me espera? no nadie con árboles ni jardines  salvo el riesgo: asesino del tiempo la bifocalidad de espaldas el escalpelo entre los muñones del suelo ¿alguien me espera? Sí la sastrería  de los horarios la úlcera agria del perro callejero las noticias falaces del hilván mi pecho ahora ávido de mundo luego entonces sucede que me desbando: me adentro en la impunidad de las frivolidades así se hace la cosecha del tamaño de las palabras…

Barataria, 03.V.2013



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