Imagen cogida de la red
AURORA
Lo que veo es sólo otro día en
las manos de un niño. Y el pájaro
que quiero incinerar en la hoja
del cuaderno donde la tinta muerde
el tanteo de los ojos. (Veo el escombro debajo de los sueños.)
¿Puedo escapar de las manos
mojadas de los grises? El cielo cimbra
pájaros en las pupilas, como las
abiertas puertas de los segundos.
—En el bolsón de las nubes, la
miel en ráfagas del sol,
el poema que después de todo,
deja los sonambulismos de la noche.
Después la tierra brama con sus
ojos de siempreviva, con campana blanca
sobre las piedras.
Y como si eso fuera poco, me
desnudo sin fatiga…
Barataria, 19.V.2013
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