Imagen cogida de la red
ALUCINACIONES
Todo es así:
el grito de la noche caída en el terraplén de los pensamientos las manos entre bodegas de fantasmas los días
tirados a los calcetines de la intemperie como la herrumbre congelada en los
hierros de distancias apocalípticas —me muerden las estatuas estoy a
punto de morder las raíces de aquellas pesadillas de eterno goteo vuelvo a
verte en el mapamundi de mis paranoias invoco los atroces calendarios de la
saliva la pesadez torpe de la esperma en el primer nombre que dio la fiebre de
la ternura (a menudo me invade lo
terrorífico del aullido la atarraya dura del tiempo los peces rotos en la
contracorriente del aliento el hocico ininterrumpido de la sed en los litorales
o esa manía de la Nada forzada en el entrecejo de tantas preguntas sin
respuesta —son ciertas o falsas las sonrisas
abandonadas los zapatos aislados de los pies nosotros desde el interior
acumulados en el asfalto y los neumáticos ¿es noche o día en los amarillos del
pecho? ¿es día noche el sol encorvado sobre la mesa en la cucharadita de azúcar
dentro del hueco de los poros?) éste es el punto: me desvive el estiércol y el verdeoscuro de las ventanas compartidas
por los paralelos del más acá del musgo —es dura la faena —he dicho repetidamente mientras cabalgo en el
golpeteo de la superstición—: ¿en qué latitud desembarca los extraños rituales
de la noche los días empujados por el miedo? —¿oyes? las funerarias tienen largos vestidos de luto
siento nostalgia por el primer orgasmo el doble juego de los dientes y las
plegarias volverte la sombra de tu sombra desprenderte de la última escalera
del viaje al cabo me entretengo poniendo mi olfato en las carpinterías oliendo
sí el aserrín ese lugar del polvillo
como los adioses el ojo entregado a las primeras letras del alfabeto ¿cárcel o
libertad? ambas en el sendero de los pequeños jardines ambas con pimienta y
albahaca descubiertas por los viejos trucos del olfato sobre el corazón del estanque probablemente
todos los olvidos igual que avanza la sábana de la ceniza igual que aquel
puñado de semillas deshabitadas aquí se abren las aguas del descolor se cierra
el nudo de las tijeras o las piedras los nombres todos que labraron mis
colmillos o las cordales la niebla sobre los huesos del abrevadero (frente a los disparos colectivos del tiempo
los pezones podados del sigilo algunas avispas que reclaman su territorio la
vergüenza de tantos atenuantes como los eufemismos los adjetivos o una
interjección recriminatoria) creo que al final siempre debo marcharme con
mi voz a otro sitio: marcharme con la costra de la oscuridad repartirme en el
resoplido de las almádanas y más hundirme en cualquier vértebra del escapulario
en la otra puerta del sueño duele el sonambulismo de las lápidas y la ropa
vieja de los cirios en medio de la labranza…
Barataria,
03.V.2013
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