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cogida de: fotoplatino.com
CALLE
Digo la
calle con todos sus estertores de memoria digo las pesadumbres y las distancias
mi infancia con todos sus pájaros olvidados
las lentas calles y sus portales: ahora con semanas de extraña memoria
lo indecible que cimbra sus paraguas en las sienes el resuello hirviente en la
garganta digo calle y el pecho me salta como un ave en la rama del infinito ¿en
qué cansancio se quedaron las ventanas? ¿en qué brasas los mediodías de mis
zapatos la piedra dentro de la pupila? —sin duda el hambre se pierde en las
líneas del porvenir las aceras golpean las sienes de cada transeúnte en los
ceniceros carnívoros del día hacia fuera del aliento los caballos del ansia en
su espectacular chasquido de fierros
hacia dentro el aliento imantado de los pétalos y los vigías de la noche
con sus ojos roedores (una ventana
abatida se inclina en mis sienes quizás la misma calle con ráfagas el pozo
donde se han hundido los fósforos que encierran ciertos misterios —vos
siempre vas en sentido inverso a las estaciones siempre cerca de la bruma
quemada en los hangares de la saliva siempre de espaldas a los balcones a la
lectura de las vocales del pararrayo) sobre las evaporaciones de la lava del Paraíso el dardo de la
tinta con los viejos teletipos o los telégrafos todo los siniestro de siempre
en las cunetas colgadas de las esquinas
de las estrellas las fotografías vueltas sepia ventanas artificiales de los
pensamientos esferas amarillas desprendidas de la desnudez del paraguas del
chorro de agujas incandescentes —“lo
que al mundo le pasa a ti te pasa. El deseo tenaz de matar el olvido y habitar
el silencio, de cambiar con un gesto lo fugaz del instante, las formas de la
espuma”… sí cercenar los límites de la brecha ajusticiar los aleros quitarle el fondo a las
vitrinas ¿en qué abismo puedo doblar la hamaca de los ojos? ¿de qué cápsulas de
faisanes escapo así entre la tormenta y las fauces de la noche? siempre quiero
volver al mismo sitio de lo memorable tengo mis pies arraigados a la rotundidad
ya no sé si odiarme ante tantas onzas de sombras ante la frecuente sinrazón de
mis sentidos que golpean mi cara y el pequeño petate que me sirve de cama y
sábana no sé si odiarme ante los agolpamientos de la mesa disolverme alrededor
de las desilusiones coger el bisturí tranquilamente y torturarme junto al
viento (“alguien me dijo que no estaba
permitido mirar la televisión esta semana”) la luz es necesaria para
desvelar la roca y trazar los excesos de la infamia los golpes alrededor de mí
devoran las aceras aún recuerdo los
cojines de mis últimos sueños jamás he dejado de pensar en mis sandalias sobre
el granito se escucha el arcoíris un día supongo conoceré la voz con que sueño
sangro en el absurdo del nosotros hay siglos de abejas en la noche alrededor de
la mirada los círculos de la piel y el cielo de las redes en las extremidades
de la sonrisa…
Barataria,
05.V.2013
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