Imagen tomada de la red
ME EXTRAVÍO EN LA SONORIDAD DE LAS VENTANAS
Me extravío en la sonoridad de
las ventanas, blanca vendimia del azúcar
en el caballo metálico del
oleaje;
debajo del paraguas, el alba de
los platos sobre la mesa,
el hambre que tropieza en las
ingles,
la caligrafía de agua de las
semillas, los troncos del esperma flotando
en el roquedal enfebrecido de la
flama.
A cada rueda del suspiro, le
ponemos flotantes chimeneas, una pintura
inolvidable Magritte, y esa
ebriedad del monopolio del tabanco;
en la primera lluvia agolpada en
el follaje, ciegas hormigas
agujereando los contornos,
aquí la lengua sorda de las
consonantes, la taberna del cráter
donde de nuevo nos lanzamos al
fantasma de los trenes, y al ávido rebaño
de latidos, acaso porque la
puerta, brilla
a través del metal de las
palabras, entre los dos universos
el caracol que juntos incineramos
a la altura de la rodilla de los astros.
Barataria, 11.XI.2012
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