Imagen tomada de la red
LÍMITES DE LA FRAGILIDAD
Abiertos a esa eternidad efímera,
no hay milagros intermedios,
sino lo que cada quien concede a
la fragancia;
aquello en lo que pensamos, a
menudo nos abre tumbas
y a si de la mano, apretado el
aliento, tratamos de que la balanza
resista a la memoria.
Contra la luz buscamos los
espejos,
tal vez la propia palabra nos
haga ascender al fondo,
alrededor nuestro no sólo hay
balbuceos sino severos mimetismos
y esa secuela de ahogos abisales
y esos retornos abruptos de las aguas.
Nunca dije que fuera fácil
conquistar la transparencia,
mucho menos juntar las antítesis,
esa forma de abandono que tiene
la noche
cuando convergen en solitario los
trajines del rompecabezas;
tal vez en el traspié del lápiz,
el carbón deshaga la caligrafía de tanta
hipnosis en pedazos
quizá la ráfaga desarme los
diques y el río nos dé su respuesta
más allá del fluir y el espasmo y
la inminencia.
Mientras tanto, nos están
faltando hombros para este aprendizaje
que emerge del yo más profundo.
Barataria, 25.XI.2012
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