domingo, 29 de agosto de 2010

ANSIAS DE LA FUGA

El ladrido de la espuma crece en las campanas.
Este mundo, abierto a los alquimistas,
Tiende algas saladas sobre los párpados;
Hunde en desvelos, desviste el oleaje
Hasta dejar en par en par el nido del estanque.
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ANSIAS DE LA FUGA



El ladrido de la espuma crece en las campanas.
Este mundo, abierto a los alquimistas,
Tiende algas saladas sobre los párpados;
Hunde en desvelos, desviste el oleaje
Hasta dejar en par en par el nido del estanque.
Allí el tiempo hace gestos grises, mientras
La cuaresma, en silencio, bebe salmos morados.
A su paso, los pájaros visten espléndidas mortajas
Y trenzan el reloj con sus plumas.
Antiguos ritos sobrevuelan la memoria con escapularios;
Las leyendas se diluyen en los mingitorios,
La madera del mar sueña en ser navío.
Y yo golpe: viento al otro lado de mí agolpándose en el viento.
Así, la historia teje mejor los sueños, supongo;
Y abre las manos almidonadas con la trementina.
Así, la aventura del sueño en los párpados se torna vivaz,
Y adentro, en la ruta u horizonte del alma,
Los labios van abriendo bocas en la sangre
Como una tenaz disputa de la lluvia con la tierra.
Barataria, 2005

De. Salvo la memoria, nada existe


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