jueves, 13 de junio de 2013

RELOJ

Imagen cogida de la red




RELOJ




Vas lentamente mordiendo la carne. Desde el rocío hasta las páginas
de la noche. Mientras muerdo la última sal del jadeo, —vos,  muerte,
te haces invisible en  mi aliento.
Todo cuanto he vivido te lo llevas, lámpara del espejismo al borde
de la lágrima, boca petrificada en el alma. Marcas mi tiempo debajo
de los pies, rompes así la humedad de mis sueños.
Así me llevas, dentro de la hoguera fría de un oleaje sin pausas, como un río
sufriendo lo irremediable.
¿Hasta dónde la bruma corroe mi materia al punto de volverla polvo?
—Toda una vida ya sin diques, hirviendo en el navío de la muerte.

Barataria, 02.VI.2013

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