Imagen cogida de la red
POSTERIDAD
¿Quién me leerá después de la
lectura de los onomásticos? Un poema
con su chorrito de medianoche. Un
poema en las venas del hollín.
Por suerte un pétalo es más
imponente que el pavimento; sin compuertas
se quema el gua del diluvio,
los días memorables, la furia
incesante del delirio.
(Tengo la certidumbre que estaré desnudo en el postrero día.)
—Tengo el sudor del fuego en mis
orgasmos: póstuma la ebriedad atávica
de apuñar las palabras debajo de
la sábana.
¿En qué juego de pañuelos el poema
redimirá el aire?
Por cierto, ya veo los vacíos
amarillos como racimos de párpados perforando
el farol de los periódicos.
Ya veo el alto voltaje de las
ventanas, el disparo de la noche.
Barataria, 30.V.2013
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