Imagen cogida de la red
POSDATA
Ahí en el aluminio rechinante del
aire, el día postrero con su escarcha.
La embriaguez desencadenada de la
lágrima,
la inmolación acaso de la
ternura, la tinta purificada del recuerdo.
Para prorrogar la nostalgia este
puchito de oscuridad
que brota del diluvio de la
sombra, como ala a quemarropa de jardines.
—Nunca quise una herida temprana
en las ingles, ni puerta con aldaba;
Fue imposible soportar el frío de
las carnicerías,
y el eco iracundo del soslayo, y
la flecha con furia de la saliva.
(La herida me ha causado furia y sofocantes ojeras. Hay criptas
entumecidas
en mis sienes, hay manos cercenadas hasta el cuello.)
todo está dicho en el galope de
los pañuelos…
Barataria, 02.VI.2013
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