Imagen cogida de la red
CUERVO
Enjuga su pico en la carne pura o
en el páramo. A pie juntillas
el cielo raso de los hipocampos,
el pétalo negro de la sombra de la muerte.
(Así fueron aquellos ahoras ya sepultados.)
Era una pesadilla la gota
imposible que avanzaba sobre la ceniza;
mordí el anzuelo de las falsas
piedades; avance hasta los Alisios del pan,
y fue enorme la sombra que golpeó
mi entraña.
Aprendí que ciertos trajes pueden
ser máscaras funerarias:
es mejor la lejanía a una puerta
desvencijada, es mejor la orfandad
definitiva, a morir a pausas en
un regazo incierto.
Cuervo fue la uña encarnada en
los costados, falso paraíso la escalera
de la tormenta, aullido el
estanque del umbral, la bestia que inmoló
el ardimiento. ¿De qué tierra me
fío con este puñado de semillas?
¿De qué camino debo librarme que
no sea fosa?
—Sólo el tiempo se encarga de
descifrar el nudo de la sal descolorida.
(Siempre llega el momento en que se desvelan máscaras y
maniquíes.)
Barataria, 24.V.2013
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