No le tengo otra solución al espantapájaros de mi espíritu.
Tampoco puedo asir los harapos de las aguas con mis manos.
En la escalara de los caracoles, el estertor consume los ecos.
Autor de fotografía: Jorge Otero Valles
Pasos sobre el agua
…llegó el momento, el gran momento,
No le tengo otra solución al espantapájaros de mi espíritu.
Tampoco puedo asir los harapos de las aguas con mis manos.
En la escalara de los caracoles, el estertor consume los ecos.
El moho desemboca en los canales de las vísceras. —Pienso
En los pájaros posándose en las ventanas hasta el atardecer;
Hace años que necesito acercar una escoba a mis zapatos,
Un bisturí o una linterna del tamaño de ciertas ausencias.
Alrededor, la luz entre la zarza. —Bordones de enredaderas,
Ojos escapando al carnaval del fuego, ardillas de ceniza sobre el ascua.
El día tiene la movilidad de los insectos.
De repente no tengo ni idea de las sábanas, ni del confort
Que dan las bragas al olfato,
Ni del hambre que de pronto vacía mesas interminables,
Ni del litoral de las piedras que hacen trastabillar mis pasos.
De repente me agarro de las trenzas de los recuerdos: —un terrón
De mar en mi arcilla, un viento de jade sin escoria de cabras,
Crin de mula en la gota hermética de las esquirlas.
El hambre me hace un depredador de calendarios inciertos.
[Pienso en el cedro concéntrico de tu corporeidad; en el arrecife
De azúcar, en la canela siguiendo tus contornos, en el algodón
De tu sinagoga, en el cuarto mojado de imágenes.
Toda llama lame el origen del cuerpo. El vértigo de la perplejidad].
Siempre estoy en las dos caras de esa moneda inconclusa.
Hay días con paredes quebradizas, —ficción de identidades
Reasumidas; alrededor desafía el miedo con gemidos.
En qué alas no hay un siglo de criptas y agotadas espumas.
En que estatuas, un perro no bañó las ingles y lavó la escoria.
—Sobre las aguas todas las formas posibles de las palabras;
Esta siempre devastación de la lluvia en la conciencia.
La brasa de los cardos rompe las entrañas. Cuándo beberé
El último café lejos de la decrepitud y tan cerca de las campanas.
—Siempre la inclemencia como una ráfaga irreparable.
Nunca dejo de pernoctar en la hamaca de las mensajerías virtuales.
Pese a todo, nunca deja de ser la benevolencia,
Una frazada de éxtasis. Después de todo, en algún momento
Nos convertimos en piezas ceremoniales, de algún pétalo mercenario.
Pese a todo, el agua es lo más parecido a una colcha de begonias,
A ese ser obseso, verosímil de los búhos sobre el tejado
Palpable del latido…
Barataria, 14.XI.2009
Tampoco puedo asir los harapos de las aguas con mis manos.
En la escalara de los caracoles, el estertor consume los ecos.
Autor de fotografía: Jorge Otero Valles
Pasos sobre el agua
…llegó el momento, el gran momento,
la hora de los ojos…
PAUL GÉRALDY
Oigo bajo la lluvia sus pasos inseguros
PAUL GÉRALDY
Oigo bajo la lluvia sus pasos inseguros
y un bordón que golpea en los árboles muertos.
JON JUARISTI
El único recurso del agua que corre o se estanca será sentarnos (yo mismo,
JON JUARISTI
El único recurso del agua que corre o se estanca será sentarnos (yo mismo,
contigo) pasados los cuadros de labranza,
en la linde del bosque
JOSÉ KOZER
JOSÉ KOZER
No le tengo otra solución al espantapájaros de mi espíritu.
Tampoco puedo asir los harapos de las aguas con mis manos.
En la escalara de los caracoles, el estertor consume los ecos.
El moho desemboca en los canales de las vísceras. —Pienso
En los pájaros posándose en las ventanas hasta el atardecer;
Hace años que necesito acercar una escoba a mis zapatos,
Un bisturí o una linterna del tamaño de ciertas ausencias.
Alrededor, la luz entre la zarza. —Bordones de enredaderas,
Ojos escapando al carnaval del fuego, ardillas de ceniza sobre el ascua.
El día tiene la movilidad de los insectos.
De repente no tengo ni idea de las sábanas, ni del confort
Que dan las bragas al olfato,
Ni del hambre que de pronto vacía mesas interminables,
Ni del litoral de las piedras que hacen trastabillar mis pasos.
De repente me agarro de las trenzas de los recuerdos: —un terrón
De mar en mi arcilla, un viento de jade sin escoria de cabras,
Crin de mula en la gota hermética de las esquirlas.
El hambre me hace un depredador de calendarios inciertos.
[Pienso en el cedro concéntrico de tu corporeidad; en el arrecife
De azúcar, en la canela siguiendo tus contornos, en el algodón
De tu sinagoga, en el cuarto mojado de imágenes.
Toda llama lame el origen del cuerpo. El vértigo de la perplejidad].
Siempre estoy en las dos caras de esa moneda inconclusa.
Hay días con paredes quebradizas, —ficción de identidades
Reasumidas; alrededor desafía el miedo con gemidos.
En qué alas no hay un siglo de criptas y agotadas espumas.
En que estatuas, un perro no bañó las ingles y lavó la escoria.
—Sobre las aguas todas las formas posibles de las palabras;
Esta siempre devastación de la lluvia en la conciencia.
La brasa de los cardos rompe las entrañas. Cuándo beberé
El último café lejos de la decrepitud y tan cerca de las campanas.
—Siempre la inclemencia como una ráfaga irreparable.
Nunca dejo de pernoctar en la hamaca de las mensajerías virtuales.
Pese a todo, nunca deja de ser la benevolencia,
Una frazada de éxtasis. Después de todo, en algún momento
Nos convertimos en piezas ceremoniales, de algún pétalo mercenario.
Pese a todo, el agua es lo más parecido a una colcha de begonias,
A ese ser obseso, verosímil de los búhos sobre el tejado
Palpable del latido…
Barataria, 14.XI.2009
2 comentarios:
NOTABLE,jajja, qué facilidad para las letras tienes. Dicen que todo lo que se siente y se ve como simple es complejo, ese es el valor del creativo..de uno de verdad.
Bueno María Eleonor, gracias en primer lugar por tu mensaje; en segundo, pues si, tienes razón: lo sencillo siempre es lo más dificil. Nos salva la palabra a ti, a mi y cuantos creemos en ella con sus ardores, desasosiegos, alegrías. Un abrazo,
André Cruchaga
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