domingo, 22 de noviembre de 2009

Pesadez-André Cruchaga

La conciencia no tiene la suerte de los analgésicos,
Aunque haya quienes nos los quieran dar para subyugarla

Autor de la fotografía: Javier Martín González

Pesadez





…los que están junto al Rey dirán de su victoria,
los que son cortesanos ensalzarán favores:
los que se estiman … cantarán su alabanza
JOACHIM DU BELLAY




Hay en las sienes una sensación de noche y pesadez.
La conciencia no tiene la suerte de los analgésicos,
Aunque haya quienes nos los quieran dar para subyugarla.
También de principio a fin la torpeza hace gala
De sus pezuñas. Creí que los cerebros verticales eran cosa
Del pasado; en correspondencia con el vértigo todo dá asco.
Las matronas que quieren coagular la sangre para
Los días venideros, la clase política siempre con sus cabellos
Enroscados como serpientes;
A veces es sentimental esta pudrición de las palabras.
En la profundidad de lógica no cabe la racionalidad, el sentido
Común, hueco de la realidad estratificada.
[Me vale un bledo que digan que estoy en contra del sistema;
El aire cuando se altera se vuelve irreal en los lápices;
Me importa un bledo, en realidad, cumplir órdenes y convertirme
En una célula no humana, un escarabajo, y renunciar
A mi libertad que a menudo requiere de cirugías].
De pronto todo se ha vuelto prohibido en el horizonte.
No hay cielo de regreso sobre los ideales. En qué tiempo
De aspirinas vivimos, justo cuando hay pústulas en las placentas.
Qué témpanos masticamos en las páginas del espíritu,
En los preceptos de gélidas babas,
En las raíces superpobladas de los carnavales.
Cada día es tan cierto como los humanos en trocitos de golosinas.
La náusea es hoy, como los cálculos en los riñones:
Una especie de vida saturada por la indigestión y los drenajes
Obstruidos por la lengua.
Es el día que se necesitan más candiles que bozales.
Los sitios oscuros hacen cuevas en los esqueletos. La moralidad
Daña las inteligencias conspicuas, —hay necesidad de suministrarla
En sutiles dosis de azúcar diluida.
Hoy tienen más vigencia las lenguas a partir de los bostezos.
En cada rendija hay pestañas vigilantes al estilo de los gansteres.
Sólo hay espacio para la trama de doble cara.
Ve uno cierto fuego en convulsiones primitivas.
El resplandor es como una secta de rayos paranormales.
Y sin embargo, flamean ciertos abanicos en el resplandor de la trama.
Y sin embargo, se nos quiere dar atol con el dedo,
Como para catar el hollín de la caverna donde estamos.
Cómo entender la luz en cirios ahorcados. En abismos donde
Sólo las moscas defecan, sin márgenes más que los guijarros
En rieles de ceniza, en sueños sobre rocas amenazantes.
No puedo callar aunque mi boca se llene de estiércol y termine
En el absurdo de las osamentas.
Hay peligro en el estrépito de ciertas voluntades obscenas.
En los entarimados de la claridad, en las tabletas de somníferos
Que bebemos para flotar sin memoria.
He aquí pendiendo del opio de la euforia y del vejamen…
Barataria, 22.XI.2009

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