Siempre me suenan a duda los pasos fugitivos.
Las hojas que escarban en la tierra ceñidas a mis uñas.
Autor de la fotografía: Julio Rubio Juián
Destiempos
…todo queda entre paréntesis, como un lugar santo
Nunca la sed dejó de beber árboles en el traspatio del pálpito.
Los aperos de labranza, los inodoros, los utensilios de cocina,
Las puertas, las ventanas, en sitios inusuales.
Los sellos postales que juegan a lugares remotos.
Las sienes que recogen los cabellos tirados del País.
Las piezas de ajedrez a punto de romper la garganta.
El onceavo mes como un largo suspiro en los ecos del viento.
Camino sobre la desfachatez del asfalto. Guardo silencio
En la deshora de las tejas, cuando ya todo es inerme, al menos
En apariencia. Cuando todos cierran los ojos, abro los míos.
Cuando todos callan alzo mi voz.
Siempre me suenan a duda los pasos fugitivos.
Las hojas que escarban en la tierra ceñidas a mis uñas.
Cada temblor de los poros se refugia en la lluvia.
Ahora los recuerdos de cuando era verano y las escaleras subían
O bajaban los libros de los párpados sin parsimonia.
Dejé de ser señuelo tras el fuego de los relámpagos. Tras el suelo
De la noche, tras los huesos de tanta conversación inútil.
No se puede volver a las camisas después de haberlas deshilachado.
No es válida la ternura después de haberla sepultado en odres
Viejos, bajo dunas de interminables pañuelos.
Quién juega al dintel de las cámaras fotográficas.
Quién sube los muros de la niebla sin dejar de dar un paso
En el vacío, sin encontrase con sombras y cerraduras.
—La deshora “es aquello que apenas ha pasado”. Aquello que,
Al navegar, rompe las almohadas de medianoche.
La tinta ya, sin la magia del mar, las pócimas deshechas en los dientes.
El calendario de los sueños desaparece cuando anochece
El hambre de los ojos, cuando en la niebla envejecen los pájaros.
Todo es como el deseo ido y sólo quedan los fantasmas.
—Aquí las venas abiertas como un óleo.
El cuerpo de los escarabajos en las manos. El fuego en los tizones
De la escoria, sumergido en los pies de la noche del siguiente día.
Sólo después he sepultado las serpientes del pecho.
En la travesía perdí las llaves de los abrazos. —Y a cambio, sin rocío—
Este gemido del rostro sobre el asfalto, junto a otros rostros
Que llevan sin despedirse, igual herida…
Barataria, 24.XI.2009
Las hojas que escarban en la tierra ceñidas a mis uñas.
Autor de la fotografía: Julio Rubio Juián
Destiempos
…todo queda entre paréntesis, como un lugar santo
en levitación o un lugar maligno tras la silenciosa explosión
de humo de un fakir.
PERE GIMFERRER
por qué no simplemente no esperar
PERE GIMFERRER
por qué no simplemente no esperar
a ser ocasión de
un vertedero de palabras
SAMUEL BECKETT
SAMUEL BECKETT
Nunca la sed dejó de beber árboles en el traspatio del pálpito.
Los aperos de labranza, los inodoros, los utensilios de cocina,
Las puertas, las ventanas, en sitios inusuales.
Los sellos postales que juegan a lugares remotos.
Las sienes que recogen los cabellos tirados del País.
Las piezas de ajedrez a punto de romper la garganta.
El onceavo mes como un largo suspiro en los ecos del viento.
Camino sobre la desfachatez del asfalto. Guardo silencio
En la deshora de las tejas, cuando ya todo es inerme, al menos
En apariencia. Cuando todos cierran los ojos, abro los míos.
Cuando todos callan alzo mi voz.
Siempre me suenan a duda los pasos fugitivos.
Las hojas que escarban en la tierra ceñidas a mis uñas.
Cada temblor de los poros se refugia en la lluvia.
Ahora los recuerdos de cuando era verano y las escaleras subían
O bajaban los libros de los párpados sin parsimonia.
Dejé de ser señuelo tras el fuego de los relámpagos. Tras el suelo
De la noche, tras los huesos de tanta conversación inútil.
No se puede volver a las camisas después de haberlas deshilachado.
No es válida la ternura después de haberla sepultado en odres
Viejos, bajo dunas de interminables pañuelos.
Quién juega al dintel de las cámaras fotográficas.
Quién sube los muros de la niebla sin dejar de dar un paso
En el vacío, sin encontrase con sombras y cerraduras.
—La deshora “es aquello que apenas ha pasado”. Aquello que,
Al navegar, rompe las almohadas de medianoche.
La tinta ya, sin la magia del mar, las pócimas deshechas en los dientes.
El calendario de los sueños desaparece cuando anochece
El hambre de los ojos, cuando en la niebla envejecen los pájaros.
Todo es como el deseo ido y sólo quedan los fantasmas.
—Aquí las venas abiertas como un óleo.
El cuerpo de los escarabajos en las manos. El fuego en los tizones
De la escoria, sumergido en los pies de la noche del siguiente día.
Sólo después he sepultado las serpientes del pecho.
En la travesía perdí las llaves de los abrazos. —Y a cambio, sin rocío—
Este gemido del rostro sobre el asfalto, junto a otros rostros
Que llevan sin despedirse, igual herida…
Barataria, 24.XI.2009
2 comentarios:
Es mi primer comentario a tu poesía, y no se por donde empezar.
Cada verso es un poema, un poema lleno de sutileza, de remembranza.
Es tu poesía abundante, precisa, no quitaría ni una palabra.
Te diría mas, porque lo has escrito antes de que lo haga yo.
Me gusta mucho. Creo amigo mió que nos volveremos a ver con frecuencia.
Hasta otro momento, recibe un cordial saludo.
Amigo PERFECTO:
Gracias por transitar sobre este cielo a caballo a veces pedregoso y no precisamente suave como los isopos de las nuebes. Me alimenta cada palabra tuya porque es esencia el cielo en donde vivimos.
Vuelve cuando desees a este espacio de desasosiegos.
Un abrazo,
André Cruchaga
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