lunes, 29 de marzo de 2021

NADA DEJA DE SER EXTRAÑO Y PRECARIO

 

©Obra pictórica de Viktoria Kalaichi



NADA DEJA DE SER EXTRAÑO Y PRECARIO

 

 

Al fin y al cabo, todos

los hilos de la vida

se tejen tan precarios, tan teñidos de tedio.

Aurora Luque

 

 

Tan de tedio el guacal sin asas del fondo del infinito y su horrible sonido de huesos y su nube de almíbar rezagada en el entrepiso del fruto maldiciente. Nada deja de ser extraño y precario: el hilo de los presagios es una ciudad de nostalgias, una estatua con sus encajes desvalidos, una extraña cópula al punto de voltear los ojos a las páginas ahorcadas del alma. Adoro las aguas que golpean, agolpadas, la boca fulminante de los viejos amores, el marisco de fuego en la obsidiana tocada por lo dedos del sabor fugaz del desbordamiento. Después de todo, me detengo en las órbitas del ruido de una sonrisa desencadenada de pez de sol en la transparencia de las ingles.

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Del libro: Fuego de llaves invisibles, 2021

©André Cruchaga


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