PICOTEO DE ABSOLUTOS DESTRUIDOS
Veremos que somos nada salvo el reflejo de nuestra mirada
Fadwa Souleimane
Somos nada en medio del arco iris que
se difumina en el sendero:
tan pronto oscurece, la luz pierde su
fisonomía, aunque arda
en el pétalo invisible del aliento. O
en aquella desnudez tocable
del olor, o en aquel árbol de tibieza
del pájaro en su nido.
En cada hora que transcurre, los
múltiples nombres del silencio
que se agolpan en los dientes de
leche de los sueños consumidos.
Después nos viene la página inversa
de las crines de las calles,
los ojos con cierta timidez de
crimen,
las sonrisas derrotadas de los
horizontes ciegos de las luciérnagas,
la ciudad o el país que uno quiere
envuelto en la arqueología
de la escarcha de las estatuas
fustigadas por el vendaval del vértigo.
A la sombra de los sueños, prefiero
arrojar la boca a las enaguas
bailables del ojo en medio de las
entrepiernas de la gota en el vaso
de la historia de aguas de los peces
con su trifulca de espinas leídas.
Al oído de la oscuridad que escupe la
memoria,
el picoteo de los absolutos
destruidos, la vuelta a los reflejos
del vacío, a la nada radiante en su
estado de evaporación.
.
Del libro: ‘Fuego de llaves
invisibles’, 2021
©André Cruchaga
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