Pintura de Giuseppe
Maria Crespi
HÉCUBA
A
Alcira Teresa Luppi Hang
Se
desangran los relojes en la sombra de las acuarelas animadas. Hacia lo
discontinuo los vacíos que deja el zigzagueo. (Uno sabe que hay sueños premonitorios como la antorcha de fuego del
presagio y sombras que enturbian la clarividencia. Hay universos destruidos
como los hijos errantes de la patria, como las inclemencias que marcan la
suerte de la historia.)
No hay
más metamorfosis que los pueblos destruidos y las madres de mayo que sin retroceder
caminan en el desierto. En el mar, las aguas fúnebres y la victoria ciega del
desquicio. Sacrificada la progenie, la demencia de los candelabros sobre la
tumba de Aquiles.
En el
paisaje líquido, emigra el tiempo, mientras el aire suena sombrío y agudo. (En nuestras comarcas, todos los días son
hábiles para los deicidios: hay vértigos insaciables e irreversibles como los
pulmones sajados en las voces que claman)…
Después
de todo, uno sueña. Sueña en la libertad, entonces, aun en medio de la bruma.
Del
libro: “Antípodas del espejo”, 2018
©André
Cruchaga
Barataria,
28.09.2018
Pintura Giuseppe
Maria Crespi
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