Elena Cristina Toader, poeta
(Fotografía tomada de su muro)
ALTA
FLAMA
Pentru Elena Cristina
Toader
En la ebriedad, sólo el vuelo es capaz de
transfigurarse: cada espacio materializa el tiempo de los pálpitos. ¿Es la
claridad de los espejos o los jardines, la vía para deambular en los vértigos
del azúcar? —Uno quema los ojos en el arrebato y clama por la brasa de la
carne, esa rosa del viento de los sueños. Ese asombro que baña los inviernos.
En algún lugar, la luz es omnipresente como el
infinito fuego de lo respirable. Me asomo a la vida y miro el pez de las
raíces, el viento que grita en la sangre.
Al clamor de los espejos, esta dulce tortura de
dibujar arados para el surco. O pájaros o campanas que recuerden el nombre del
poniente. En el haz precipitado de la lluvia los pezones memorables de la
fábula y este roce del abecedario.
A fin de cuentas, todo es destino. Y huella obediente
de la tea. Desde el escalofrío, los flancos del ombligo en mi lengua.
Del libro: “Antípodas del espejo”,
2018
©André Cruchaga
Barataria, 27.09.2018
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