Pintura de Gérard MURSIC, cogida de Pinterest
VIAJE DE TRASTORNOS
En un sorbo de sueños oscilantes giran las
llaves corporales alrededor de la puerta donde acechan los aires pútridos de
los mercados: cada día es una comparación interminable de lo que uno no puede
explicar mientras los pasos sean la sombra de la noche y el juego de abanicos y
medias lunas de diademas muerdan el tren breve de las ventanas alrededor de mis
ojeras se enrollan violentos ríos de acefaleas fotografías sepia del granito
minutos de extremada locura me abofetea la sobremesa de los platos los juegos
aventajados del vinagre y todo ese vértigo del espejo en mi saliva —a ratos todo lo que nos parece insaciable es espuma u odio
torpe del tintineo de mi propia miseria debajo de un paraguas no caben todas
las vestiduras ni el giro gozado del horizonte cuando oscilan en el entrecejo
los quejidos en la teoría del columpio de los ojos se amortajan los brazos
resultan exhaustos los periódicos cuando se circuncidan las ruedas del sinfín
la deriva de la niebla y las pupilas rotas de los balcones en algún sitio es
mejor despertar de la mano de los olvidos justo en el país que dispara
telarañas tropezones y jarabes de felicidad siempre es gratificante ver esa
fila espesa de la niebla sin que vomite al término sus propias lejanías después
de conocer el fuego se me agriaron las entrañas con sus pliegues líquidos de
vinagre no me es extraña la herida de ciprés que llevo en el aliento ni el
pájaro de sacrificio de las alcantarillas ni el itinerario de las aguas negras
ni el sudor de mis remordimientos colgando de la piel mis zapatos se aburrieron
de tanto desgastarse de andar enredados entre el moho y la mudez —supongo que mis ojos no escapan a ese vacío que olí en el
desvelo…
Barataria, 2017
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