lunes, 24 de julio de 2017

PRONTA CENIZA

Pintura de Robert Motherwell, cogida de Pinterest





PRONTA CENIZA




Nunca mencionamos las heridas que producen el olvido y el alfiler de andrajos de la boca y los extravíos que oculta la noche: envejecen las infancias igual que los caminos resultan un poco siniestros los brazaletes de polvo colgando del pecho lo mismo que los tahúres que trafican con la esperanza a merced de tanta cicatriz de semanas de cascajo y piedra pómez ¿En qué lugar dormimos a fin de que el corazón guarde su mesura? ¿En qué sueño uno puede escapar del paraguas ahuecado de las armónicas y de la ropa exagerada de las mentiras? Un caballo de dolor rompe los cristales fríos de la sombra el drama araña los cuerpos tibios de la muerte y atraviesa el subsuelo sin contener sus dedos mutilados en las bisagras de la burocracia solo cuentan los juegos perversos de los peces a pequeña escala y las migajas como colosales tambores los bolsillos se arrepienten ante la escoria de los centavos: el sudor no sólo empaña los ojos sino también las manos y sus cansancios en las arrugas mortecinas de las ojeras siguen siendo válidos los amuletos a la hora del desayuno el perro enroscado en su bostezo de paladar agrio en el desfiladero del zambullido lo fúnebre siempre resulta abominable: en las extremidades del país las castraciones tienen vida propia tanto como la vigencia de la vida ciudadana tanto como el humanismo de la apariencia tanto como la estupidez de la inocencia dentro de la concentricidad de la vena rota los tristes monumentos a las palabras furtivas o la risa desdoblada de una ventana o las calles con su monocromía de imanes y apetito a la hora de la desmesura (vos) en el tropel de lo pútrido al límite del mimbre oscuro de los estribos la progresión destruida del tiempo en el lugar de los líquidos seminales la cercanía de gargantas moribundas o la pronta ceniza en la rotación del destino: en el tren de la mirada lo legumbre del tizne sobre las cortinas de la sed a menudo uno anda esos caminos presentidos como el amor profundo: lavo mis manos y pies y ordeno la cobija para no quemarme en los recuerdos…
Barataria, 2017

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