Pintura de Salvador Dalí, cogida de Printerest.
DOMICILIO EXTRAÑO
Al poeta Antonio Rivas Carreño
Los pájaros suelen tener domicilios
extraños y mañanas como la vocación del cierzo tras de ellos hay disimulos
infranqueables y tristezas afiladas como los dientes del suicida como toda la
publicidad que permea los bolsillos son muchos los revoloteos del deseo y los
torrentes desandados del retumbo a menudo la voz es sólo ese largo lamento de
las bisagras de la vida —en lo aurífero de los anillos del viento el destrozo
de todos los juguetes de las culpas los
armarios los miedos el aroma gigante de la madera de pronto se me hace
necesario echar las telarañas al fuego lavar la ropa de hollín del aliento
respirar el feto ennegrecido de la sinuosidad escapar de los cuchitriles de la
almohada ahora es preciso releer aquel tiempo madurado en los ijares: cada
quien puede inventariar sus olvidos y llorar o sonreír todo el desvelo de las
penas (Me quedo tal la noche viuda e
intransitable: el envés callado de la luz como aquel cristal engañoso de la
oscuridad me quedo con la entereza alígera del viaje en calma aunque abunde
todavía el galope y el cansancio la mirada se detiene en la tinta disecada:
todos los absolutos que conozco son ciegos de árboles en su interior pía el
silencio de las ventanas y el polvo de adobe de los callejones)
En la matriz del pájaro el ojo vaciado
de andar con el aguijón o la esquirla los golpes de enfrente de la destrucción
el ancho mundo de las manos sin sentirse
Ahora sé que nunca hay vehemencia en el tragaluz de la
gota cruda que resbala en la cara: siempre son extraños los extravíos
endurecidos o el espejismo
Aquí los jirones son lo único definitivo…
Barataria, 2017
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