Imagen cogida de la red
BRUMAS CARCOMIDAS
De cierto que son horribles las
osamentas en las fosas nasales horribles las incógnitas del espinazo voraces
las ventanas ecuestres de mis ojos implacables los manuales de cementerios en
mi aliento urgentes los fuegos del infinito que uno acaba haciéndole cuadritos
al horizonte pintándolo de sollozos de almas puras y enredaderas —en los
animales sacrificados del costado alineo mi escritura a los clavos de olor y
forro de fármacos la pared o el espejo ese otro rotundo infinito masticable
todas las penas se me acumulan en las poluciones se aglutinan los tóxicos
fermentados de excusas de a poco las rebanaditas de olvidos y la terrible
algarabía de moscas y los clásicos decorados de la insidia quiero firmar un
nicho como la paz con todas las aguas verdes de las cabuyas con toda la tierra
esquiva de mis zapatos —(vos casi beata
mordiendo mi petate los sintagmas de las uñas el ruidito de pánico cuando la navaja hechiza todo lo postmoderno
que tienen las lítotes en los codos a veces uno mata la alegría con los dientes
nunca los tejados tienen esa larga dimensión de la lengua ni es monumental la
inocencia desvelada en el cuentagotas del gateo)
Uno se ríe de la náusea y los
ridículos de la forma extraña que tienen los pedazos de la historia nuestra uno
quiere lavativas para los pájaros de la herrumbre y tornillos para asir las
nubes celestiales después de todo el humo no cesa se enreda despiadadamente en
la cresta cavernosa de las ojeras en el fondo nos salpican los gritos de las
ramas y esa otra lluvia irreparable del sonambulismo
—(Es
sólo cuestión de tiempo para lamer tu ombligo y hacer cometas en los eucaliptos
y quitarle el hollín a la tristeza)…
Barataria,
30.I.2017
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