martes, 5 de julio de 2011

NOCIÓN DEL VIENTO


Testigo de los vientos, el viento tiende su hamaca
en los párpados. Esa ventana de la intemperie por donde
se mira a todos lados. Sobre el galope y el regazo.
Días de presentirlo, arrebatando persianas y escaleras,...
Imagen de Jon Sullivan






NOCIÓN DEL VIENTO




Algunos susurros en la memoria
son voces familiares,
ANA MERINO




Testigo de los vientos, el viento tiende su hamaca
en los párpados. Esa ventana de la intemperie por donde
se mira a todos lados. Sobre el galope y el regazo.
Días de presentirlo, arrebatando persianas y escaleras,
brebajes y espejismos. A menudo somos cómplices
de su boca de galopes, del vértigo que tiernamente
rompe los abanicos, piedra triangular de los espejos.
Cada día nos deslumbra, la claridad creciendo en el viento,
las ramas del paisaje en el alba; siempre es un deseo manifiesto
en las sienes, esta necesidad intensa que no se limita
a los caminos: limpia sed de aguas, en la doble sombra
de los almácigos. Tuve días donde desencuaderné
el día a día de los párpados junto a esas extrañas
nociones de la tinta; al cabo así es la vida y uno va
contra la danza del azúcar, a menudo, sólo con la compañía
de algunas palabras: de pronto ese puñado de viento
triza las tortillas, las cosas infinitamente importantes,
el nido que nos remonta al regazo.
A menudo ha sido ventarrón el cabeceo de vocales,
la hostia germinal del tiempo, la espiga desvivida
sobre la piedra, la flor que retuvo el olfato.
(De pronto, creo, más allá de las nociones, que las palabras
nos dicen todo: Góngora o Quevedo, el antifaz de las ventanas,
la colilla desecha en la miel de las confiterías;
en la superficie del techo, la fontanería del invierno,
gotas de aire enroscadas en el arco iris, el esplendor sacudiendo
la hojarasca. De pronto, también, la noche, las albardas,
el taburete de la roca, tienen noción de viento,
murmullo de martillos en el pecho. El viento es así,
un visitante extraño, mímesis de embudos,
escaleras pulsantes del entrecejo. )
Desde siempre desenreda la pita del horizonte, limpia el tacto
de insoportables fermentos. Hay, desde luego,
otro tipo de nociones como la incandescencia de la realidad
sobre espejos, la pasión incontrolada por los suburbios,
el río de la memoria rompiendo el dique de los recuerdos
y ciertas malezas que empañan las palabras.

Barataria, julio de .2011

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