Quiero llorar aquí frente al cántaro roto.
¿Dime, País, quién eres?
¿Qué luz sobre el día no será herida?
¿Qué bandera no será astilla?
¿Qué firmamento de alegría nos espera?
Imagen tomada de la red
DIARIO DE UN POETA (XVI)
Quiero llorar aquí frente al cántaro roto.
¿Dime, País, quién eres?
¿Qué luz sobre el día no será herida?
¿Qué bandera no será astilla?
¿Qué firmamento de alegría nos espera?
¿Qué juegos jugarán mañana los niños?
¿Qué campanas tocarán la alegría?
¿Qué agua beberán los pájaros?
¿Qué otros muros se levantarán frente a nuestros ojos?
¿Qué madre ya no llorará a sus hijos?
¿Qué sepulturero dejará de enterrar muertos?
¿Qué noche dejará de ser lúgubre eco?
¿Qué viento será amigo del sueño y las ventanas?
¿Qué sendero tendrá claveles?
¿Qué faroles no serán lienzos de balas?
¿Qué mariposas acumularán vientos?
¿Qué brazos serán para asir la esperanza?
¿Qué césped será almohada?
¿Qué casa no será más un gheto?
¿Qué voces no serán de espanto?
¿Qué silencio no será mordaza?
¿Qué relámpago no borrará las pizarras del alba?
¿Qué abismo dejará de ser fosa colectiva?
¿Qué ciudad encenderá espejos?
¿Qué calendario dejará su arrogancia nocturna?
¿Qué imágenes de vida recobrará el lenguaje?
¿Qué discursos serán cristales?
¿Qué días alcanzarán la sensatez?
¿Qué noche dejará de ser nido de cuervos?
¿Qué aprendizaje dejará de ser monólogo de párpados?
¿Qué espejo no será lluvia de saliva?
¿Qué música bailarán nuestros suspiros?
¿Qué palabras subirán las escaleras del honor?
¿Qué hora dejará de ser deshora?
¿Qué ceniza dejará de ser delantal nocturno?
¿Qué bolsillos no tropezarán con el hambre?
¿Qué niñas dejarán de ser asediadas por el vaho?
¿Qué cerraduras ya no serán agónicos cielos?
¿Qué cadáveres dejarán de ser anónimos?
¿Qué misa sacudirá el hollín de las sienes?
¿Qué mar se oirá en los caracoles?
¿Qué zapatos caminarán sin paraguas?
¿Qué melancolía no será de cadáveres?
¿Qué mar dejará de agonizar por falta de corales?
¿Qué insurrección será como el filo de un vilano?
¿Qué democracia dejará que juzguen los establos?
¿Qué guerra no romperá el corazón ni los tejados?
¿Qué viento de nuestro País no despeinará la tierra?
¿Qué pensamiento dejará de ser sólo destello?
¿Qué paz interminable llenará nuestra sangre?
¿Qué garganta será azul de palabras?
¿Qué camino será suspiro y no nido de hormigas?
¿Qué día será niño y no anciano?
Quiero llorar aquí frente a los flecos de la espuma.
Sobre el talpetate del País naufragan mis huesos:
La violencia tritura el aliento, desangra la madera,
Abre los graneros y se enreda en los inodoros.
El terror mantiene a oscuras las casas.
De vez en cuando sólo funciona la pulsación de los celulares?
Y el secreto juego de los políticos.
El País es una profunda diáspora:
El laberinto de su memoria no llega ni a luciérnaga;
El temporal de la inclemencia se ha vuelto dogma
Y los brazos, sólo un anuncio publicitario…
Barataria, 28. 05. 2007
Del libro: Sinfonía del caos, 2007
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