miércoles, 14 de julio de 2010

LOS PERROS A LA LUZ DE LA NOCHE

Cruzados por la noche, los perros se pliegan a las sombras.
A veces me pregunto si junto al tiempo muerden las sílabas
Desdibujadas de lo oscuro. Si rompen los ríos del ombligo,
Una cena de muérdagos y exordio.
Ilustración tomada de lared









LOS PERROS A LA LUZ DE LA NOCHE








Si algo os pido, es que amparen
del futuro al que ahora está
parado en la colina
blanco, lleno de almas.
ALPIDIO ALONSO









Cruzados por la noche, los perros se pliegan a las sombras.
A veces me pregunto si junto al tiempo muerden las sílabas
Desdibujadas de lo oscuro. Si rompen los ríos del ombligo,
Una cena de muérdagos y exordio.
Sueño deshaciendo la costumbre del invierno y las ventanas,
La estación oxidada de las pulgas, la memoria de la cal en las estanterías,
Esta suerte de perderme en los almácigos de la nostalgia,
Con el cuerpo a cuestas inventando una fábula.
La herida brilla, sorda, en los ojos de la noche, —el perro lame
El abismo del hambre, las simulaciones trasegadas de los fantasmas,
Esta piel de res marcada con los fierros del tiempo.
Aquí estoy, crecido el mapa de mis manos, junto a la polvazón
Del ladrido, la noche que habita el párpado del delirio.
En el instante del desvelo, el sueño consume los roperos; la saliva
Sorda recorre los colores del labio ciego que tienta el susurro.
Uno va y viene a través del imperio del eco:
—Se viene y se va con la mordida en las costillas como un golpe sordo.
Se viene y se va con todo el mapa de los muertos.
¿Quién nos sostiene, ahí, con el taburete roto del cielo, con la casa
Derruida del humo, con los alfiles sin cábalas?
—Ahora nos toca pestañear en los lavatorios de las sombras: sostener
La respiración en los agujeros del calendario.
Cada herrumbre ciñe las sombras, la lengua amarrada a la saliva.
Se quedan ahí, en la penumbra del horizonte: en la reuma del polvo,
Postrados al taburete de la escenografía.
Mientras, mastico la incandescencia de las luciérnagas, —ese otro
Tejado comestible del oleaje,
La respiración a manotazos del tabaco, los roedores desfondados
De las raíces, el hastío que no cambia de caracoles,
El gris interminable de los arquetipos,
La cantidad de lenguaje que se pierde en el naufragio de las sogas.
Adentro, entre los rastrojos del patio de la casa,
Espejean sus esferas, la gaveta de la noche en la harina del reloj…
Barataria, 09.VII.2010

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