SOLO QUIERO
Un día te hartas del mutismo de la casa y de tantos
cachivaches.
Un día te hartas del desvelo que lo expropia todo.
¿Quién soporta caballitos de mar en la sombra obscena
de una piedra, en un puterío de grietas, en un
limonero de recelos,
justo cuando uno es viajero de lo imprevisto?
Oigo en cada brazo, el litoral negro del cuchillo
sobre el escombro que nos deja la tierra vencida de la
conciencia.
No quiero la calle y sí la libertad siempre en riesgo:
aquí, solo hay desnudez y perennidad hiriente, canto
de hongos
en las osamentas, espejos de sangre como espigas
fenecidas.
A ratos me cansa el aliento que me habita.
Busco un escondrijo para la alegría, reír o masticar
la basura,
despertar con la misma fiebre, mordido de
inclemencias.
Supongo que solo quiero inventar otro invierno
sin que mi voz deje de ser e inaugurar otro futuro:
uno, por cierto,
de alacenas llenas, uno amorosamente sin miedos ni
abismos.
Tanto estar aquí, se espesa la niebla y se abre más la
herida.
Del libro: “Invención de la espera”, 2020
©André Cruchaga
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