Imagen cogida de la red
DESPOJO
Hoy quiero despojarme de cuanto
ha arreciado en la perennidad
del polvo y sus quemados
asideros.
¿Cuántos callejones y cementerios
nutren mis huesos? ¿Cuánta eternidad
existe para mi materia efímera?
—Ya no hay lugar para más llagas
en la espiga, ni umbrales
para tanto despojo, ni días que
maduren sin llagas, ni raíces intactas,
salvo las aguas derretidas del
clamor de un proverbio.
(Allá, en la migración de una lágrima, el nudo de la sal
alimentando las pupilas,
esa extraña sensación de estar al límite.)
Cruzo en silencio el galope de
los recuerdos…
Barataria, 10.I.2014
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