Imagen cogida de la red
ANGUSTIA
Vengo de la noche con todos sus
rastrojos; voy, quizá, hacia más oscuros
derroteros: aquí ya están
vulneradas ventanas y armarios,
apenas las rendijas de mis sienes
con su rincón de polilla y ceniza.
(Toda la voz se ahogó en los ríos evaporados de la carne.) Todo fue imágenes
sin cordura, grito y destrucción.
Si alguna vez vuelvo a agonizar
que no sea entre espinas,
sino en una nube profunda de
semillas.
Para entender el misterio de la
vida, hube de masticar el luto.
(Ninguna liquidez exonera por completo el alma de sus deudas.) Al final,
todo es pulsación caótica en las
entrañas.
Barataria, 08.I.2014
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