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SABOR A MAZAPÁN
en tus cabellos se queman mis ojos: espejo puerto con sus propias simbologías hacia abajo de los tallos del árbol, los escarabajos carcomiendo la humedad trinos y bosques asumidos el agua es transparente como la gota que desprende el horizonte como el triunfo de la ensalada en el hangar del apetito me conmueves luz verde de campanario en mi boca tus manos como dos alas extendidas sobre el círculo infinito del ombligo vuelan al ritmo de mis sueños en el paraguas de tu piel cuento intactas las ventanas del estío las hierbas aromáticas en la lechuga en la lluvia ronca del apetito qué agrego a la cúpula redonda de la claridad a la sección donde se reúne el magnetismos de los días impecables de ánforas como aquella bandera de la flama oscilando en el tejado despierta cada vez que la espiga alcanza a la rosa trenes de limonada en alguna sonata que arrastra el caballo de la respiración hasta el camino donde la ternura se llena de alelíes verde poderío en la boca cayendo en la hondonada de la lectura humana vivimos fascinados por los timbales de los vegetales (unos granos de pimienta y queda listo el aderezo) para hacer audible la intensidad de los ojos posibles los versos en el alma conmigo la entrada a la librería del pecho cierto el ombligo encerrado en el silencio cierto el vosotros de nuestras manos hacendosas la magia espontánea del violón inagotable todo cuanto grita y tiembla todo en los paralelos del paladar así avanza la cadena del hambre gotea el ritmo sus propias linternas vos con la fuerza de la tormenta yo tras la parábola de los faroles el rito perpetuo de la especie la sal dulce fragante del asombro sobre la piel fosfórica y recurrente ahí el gajo de párpados revélase el mazapán con desatino de dulces figuritas de ceremonia íntima
Barataria, 29.IX.2012
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