Ahora la dimensión del Paraíso es otra cosa: —Vos y Yo, flotando en el caracol
transitivo del espejo, aprendiendo la lección del día sin la piedra en el zapato.
Sólo tu voz redonda en la desnudez de mis ojos.
Imagen archivos de Maldoror
A VECES AMANECES EN LA LLUVIA
Cielo a bajo como el falo del tiempo, la lluvia amanece en la fragua del herrero. A veces la inventamos confusos en el deletreo, cuando abrimos los párpados y nos transformamos en ternura, destino de un ahora que nos desgarra hasta hacer de las pupilas, sábana perpetua de la fantasía. Desde luego no todo es confeti de gotas, a menudo nos asalta la estridencia impura del bufón de circo, la cicatriz de la locura, el gris líquido que baja de la vigilia; sí. Debo decir que me gusta cuando me amaneces en la lluvia con un puchito de sudor en los poros, después de haber subido al izote del pubis, enjugado en la leche del éxtasis. Bajas. Subes. Intacta la piel. Rebelde la espiga. Y así, es casi místico, el camino que ungimos en las mañanas con aroma a cofre deshojado. Avanzas, allí, con la lengua estirada sobre los ojos, generosa flama en el oasis, vos esparcida como un pájaro de olivos, como agua en el torrente que nos abarca hasta sumirnos en el pedernal del semen. A partir de ese tambor de lluvia, mueren los relojes en el aliento, nos blanquea la escalera del azúcar, nos alcanza la boca para el drenaje común de las burbujas del relámpago. Ahora la dimensión del Paraíso es otra cosa: —Vos y Yo, flotando en el caracol transitivo del espejo, aprendiendo la lección del día sin la piedra en el zapato. Sólo tu voz redonda en la desnudez de mis ojos. Sólo tu prisa ajustada a mi respiración.
Barataria, 06.V.2012
4 comentarios:
Soy Juan de Cibernaútica, podría explicar este poema tan penetrante y meditabundo, ya que Don Carlos no lo entiende...
Estimado Juan, el poema más allá de entenderse, debe sentirse; ese es el reto del lector, interpretar el poema. Sólo te puedo decir que la esencia del poema es el vértigo erótico, una luz hecha oxígeno en el juego amoroso.
Saludos,
André Cruchaga
“Vos y yo, flotando en el caracol transitivo del espejo”
André Cruchaga
Heliciforme
La pista y la intemperie
con la soledad en el medio de la farándula
haciendo caso omiso a las veces
que tropezamos con los cristales
porque tenemos roces con la mirada
Vos y yo en el páramo del espejo
cuando la ropa flota sobre nosotros
y arrancamos la piel de verso en verso
Poco después vendrá la fiesta
entre el líquido del ansia
levantando la voz en el rasguño de la lluvia
cuando dices: “apretada” “ajustada”
“hecha de polvo y de ceniza”
“lengua abierta”
“naufraga”
No todos somos de carne
hay quienes naufragan cuerpo adentro
y llevamos la palabra
con el nombre turbio de la coraza
Marina Centeno
Yucatán México
Gracias, Marina, por tu compañía aquí en la palabra hecha poema. de verdad muy agradecido por tu síntesis.
Un abrazo,
André Cruchaga
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