martes, 8 de mayo de 2012

JÚBILO IMPOSIBLE


Debajo de paraguas negros, la semántica de las telarañas, la lectura cotidiana,
 deliberada del sarro de los sueños en medio de mi propia censura: la estridencia de algún
martillo a deshoras, la ropa sucia que no siempre se lava toda en casa,...
Imagen tomada de la página virtual/ floresyjardin.es




JÚBILO IMPOSIBLE




No siempre las palabras describen con certeza la armonía que alimenta los pies de la lejanía. De pronto, todo se nos vuelve imposible de masticar: mutilamos la palabra amor sin testamento, hipotecamos el aliento en el cenicero, mordemos con rudeza la sintaxis hasta el punto de perder el júbilo. Hablamos del espíritu y éste no encuentra sosiego; ahondamos en el espejismo sin medir las consecuencias, sin desenredar las esquinas del azogue en la degradación del paisaje de las sienes. A veces el poema se convierte en olvido; otras veces, en mero artificio para ahuyentar fantasmas. Lo cierto es que en la alta hora de la cama, ordeno los folios de mis preguntas que le haré al siguiente día, la alegría superficial de las páginas sociales de los periódicos, las palabras chiquitas de los clasificados, el discurso que oiré del mandatario con los malabarismos propios del equilibrista del trapecio del poder. Debajo de paraguas negros, la semántica de las telarañas, la lectura cotidiana, deliberada del sarro de los sueños en medio de mi propia censura: la estridencia de algún martillo a deshoras, la ropa sucia que no siempre se lava toda en casa, —las excusas tuyas que me miran desde el otro espejo estéril del vacío. (Mientras te invoco, se me llenan los ijares del odio de no sangrar junto a tus poros; ebrio, incitado por el farol que consume mis pensamientos. Al final me doy cuenta que la alegría es sólo otra forma del Mercado, entre la oferta y la demanda.)

Barataria, 04.V.2012

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