jueves, 17 de mayo de 2012

DESTINO DE LA TORMENTA


Ya he presenciado suficiente como para ver en primera fila, la duda que siempre
 regresa junto a los saldos en rojo envueltos en bufandas de prestigiosas marcas.
Imagen tomada del blog/lapaginadelosescritoreigorados.blogspot.com




DESTINO DE LA TORMENTA




Todo el tiempo ardemos ante el colibrí imantado de la lluvia: nos apiñamos en el tragante del bostezo, arqueamos la mirada de manera penitente y sucumbimos ante la camisa de fuerza del gran capital. Ahora resulta que la perversión y la mediocridad están por todos lados: ¿de dónde saldrá el próximo relevo del cierzo, qué destino tendrá el alba, después que la oscuridad se vuelva enciclopedia? Ya he presenciado suficiente como para ver en primera fila, la duda que siempre regresa junto a los saldos en rojo envueltos en bufandas de prestigiosas marcas. Hay cosas que no se pueden advertir porque sencillamente no se entienden, por cierto que ahora todo mundo quiere presumir el blanco y tener como divisa las palabras de Gandhi, en torno a la paz. Primero habría que lavar manos y boca con dioxogen, y luego poner en cuarentena tanta perversidad de algunos funcionarios de turno, aun las iglesias que promueven la redención a fuerza de dar el diezmo. La paz comienza cuando somos capaces de superar las injusticias que abaten a la gente marginada de los núcleos del poder político y económico; la paz no se construye cantando con hipocresía las canciones de Mercedes Sosa. (Pero nosotros, amor, aunque estemos sumergidos en ese pantano de gritos carnívoros, somos capaces de saltar el matorral, y cultivar nuestra conciencia de pies a cabeza, sin que dobleguen nuestras convicciones. Habrá un día en que el enemigo solo será un espectro, en las heces de las moscas; debemos defendernos siempre contra el malvado que nos ha robado la comida de nuestros hijos y nos tiene ahora cultivando el hambre.)

Barataria, 16.V.2012

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