Más allá, o más acá de las puertas, las palabras errátiles en la concavidad
de la noche, ese hacia dónde bañarme en aguas limpias, en aguas de permanente claridad.
Imagen tomada de la página viertual/ciberparroquia.wordpress.com
PUERTA DEL DÍA
Se abre el telón de las nubes sobre las pupilas; pero están presentes las pancartas de los días habitados por la modorra del jarro de anís en el taburete del olfato. La política criolla como la transnacional siempre tiene algo de malabarismo: muerde la intemperie con sus tentáculos de rendijas y agujeros; palidece en el bregar de las sombras que respira el relieve de las paredes. Ante cada puerta del día me armo de presagios, es decir, sueño en los sueños que se arman a la luz sumatoria del anhelo; de hecho hay siempre en nuestra naturaleza esa dualidad tortuosa de la vida: unos engordan para que otros enflaquezcan, con bombos y platillos el poder nos sofoca hasta volvernos “el trompo” de la calle o la moneda desgastada de uso común. —(Vos atizas el fuego en el colchón hasta derretir el desván en la boca, allí nos olvidamos de lo lóbrego que resulta el trajín, las burbujas ardientes de la queja, la mariposas que respiramos sostenida en la zarza.) —Yo, entretanto, imposible de entender la realidad: las aguas del estallido que se abren a no sé qué jadeos de manos frenéticas. Más allá, o más acá de las puertas, las palabras errátiles en la concavidad de la noche, ese hacia dónde bañarme en aguas limpias, en aguas de permanente claridad.
Barataria, 30.III.2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario