Pintura: Marc Chagall_París a través de la ventana, 1913
Volcán de insomnio
A Claudia Hérodier
En los tímpanos de la ciudad, la noche
Y el taller de los umbrales,
El zumbido de las filas y los campanarios,
La paz, sorda, sobre el asfalto,
El aire circular como un rezo…
Ataúdes esperan a los muertos. Demasiadas
Angustias, ahora, alzan su noche.
El tiempo destella relámpagos;
Derrama fúnebres sollozos, ahoga su abrazo.
Afuera la soledad alborota su ardor:
El mundo es un hemisferio de gotas;
Y no la luz total de los jardines.
Cada quien disuelve los lenguajes en vacíos
Y hunde las sienes en invisible aurora.
¿Se halla la Paz en índice de los dedos?
¡La Paz, casi noche sin cobijas!
—Piedra cuya esencia borra los sueños.
La sangre fluye entre el silencio:
Frontera casi de la muerte, sombra múltiple.
El sueño arde, sangra la luz…
¿Dónde la sombra hacia la luz, rama
Profunda de insomnios?
—¿Dónde es la libertad?
Cielo transparente sobre el césped,
Camino sin olvidos, caballos sin brida,
Regazo sin cruces, universo azul.
—Azul total restituido: ilusión, pan, casa, puerto
O memoria enriquecida por la luz de la vida.
Pero aún falta abrir el mundo para todos:
Falta la utopía; la apariencia es constante.
Sólo la apariencia vestida de realidad.
Ella encarna nuestro tiempo:
Sombra atroz del mundo
¿La vemos?
Es como pensar sin vernos, piel con gafas:
Ciudad sin horizontes. Cuerpo sin recuerdos.
Afuera somos extraños habitantes de un planeta
De lágrimas y armas y hambre y caos:
—La cárcel llaga los sentidos.
Está siempre abriendo los barrotes a la multitud.
No vale juez ni tribunal.
La omnipotencia se regocija en meses de pólvora
Y labios de elástica publicidad.
El insomnio es presencia: descorre escalofríos;
Mete sus dedos en las sombras
Hasta convertirnos en extrañas sombras:
—Nombres, eco, laberintos…
Barataria, 29. 07.2007.
Volcán de insomnio
A Claudia Hérodier
En los tímpanos de la ciudad, la noche
Y el taller de los umbrales,
El zumbido de las filas y los campanarios,
La paz, sorda, sobre el asfalto,
El aire circular como un rezo…
Ataúdes esperan a los muertos. Demasiadas
Angustias, ahora, alzan su noche.
El tiempo destella relámpagos;
Derrama fúnebres sollozos, ahoga su abrazo.
Afuera la soledad alborota su ardor:
El mundo es un hemisferio de gotas;
Y no la luz total de los jardines.
Cada quien disuelve los lenguajes en vacíos
Y hunde las sienes en invisible aurora.
¿Se halla la Paz en índice de los dedos?
¡La Paz, casi noche sin cobijas!
—Piedra cuya esencia borra los sueños.
La sangre fluye entre el silencio:
Frontera casi de la muerte, sombra múltiple.
El sueño arde, sangra la luz…
¿Dónde la sombra hacia la luz, rama
Profunda de insomnios?
—¿Dónde es la libertad?
Cielo transparente sobre el césped,
Camino sin olvidos, caballos sin brida,
Regazo sin cruces, universo azul.
—Azul total restituido: ilusión, pan, casa, puerto
O memoria enriquecida por la luz de la vida.
Pero aún falta abrir el mundo para todos:
Falta la utopía; la apariencia es constante.
Sólo la apariencia vestida de realidad.
Ella encarna nuestro tiempo:
Sombra atroz del mundo
¿La vemos?
Es como pensar sin vernos, piel con gafas:
Ciudad sin horizontes. Cuerpo sin recuerdos.
Afuera somos extraños habitantes de un planeta
De lágrimas y armas y hambre y caos:
—La cárcel llaga los sentidos.
Está siempre abriendo los barrotes a la multitud.
No vale juez ni tribunal.
La omnipotencia se regocija en meses de pólvora
Y labios de elástica publicidad.
El insomnio es presencia: descorre escalofríos;
Mete sus dedos en las sombras
Hasta convertirnos en extrañas sombras:
—Nombres, eco, laberintos…
Barataria, 29. 07.2007.
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