Pintura:Juan Gris_violon et guitare
Dimensión del desvelo
A Nora Méndez
De pronto cuelga la ceniza; hay golpes.
La oquedad abre las ventanas; sangran
El tiempo y la cruz en los ojos.
La luz toda espera en la historia confusa.
El presente quiebra las retinas en las puertas:
Sombras nos abrazan; pájaros gimen
En la soledad del agua. Pájaros
Contra el horizonte, herido pecho,
Desde el nacimiento, desde el jardín de la fe.
Antes. ¿Qué fue antes el pan?
―¿Luz? ¿Tierra?
Ahora abismo. Sombra en la calle:
Lenta luz sobre la piel, destino sin bandera.
La noche nos respira con sus agujas,
El día apenas nos sostiene;
Se va sin destino cierto, suerte de harapo,
En el cuenco de la mano.
El día es fiel apariencia de espejos:
Eco de la misma angustia, lago de viento,
Donde se borra y recuerda toda presencia:
Jardines oxidados con uno,
Atravesando el tacto, sacudiendo
El costal de la vida.
De pronto se cierran las puertas.
Los jardines no germinan.
En las lluvias más copiosas,
Florece la espuma.
Noche y tiempo giran sobre caballos sin tregua,
Hacia abejas grises, celdas de un umbral
Sin alfabeto:
Y allí, el barco de los latidos:
¡Horizonte invisible!
Barataria, 28.07.07
Dimensión del desvelo
A Nora Méndez
De pronto cuelga la ceniza; hay golpes.
La oquedad abre las ventanas; sangran
El tiempo y la cruz en los ojos.
La luz toda espera en la historia confusa.
El presente quiebra las retinas en las puertas:
Sombras nos abrazan; pájaros gimen
En la soledad del agua. Pájaros
Contra el horizonte, herido pecho,
Desde el nacimiento, desde el jardín de la fe.
Antes. ¿Qué fue antes el pan?
―¿Luz? ¿Tierra?
Ahora abismo. Sombra en la calle:
Lenta luz sobre la piel, destino sin bandera.
La noche nos respira con sus agujas,
El día apenas nos sostiene;
Se va sin destino cierto, suerte de harapo,
En el cuenco de la mano.
El día es fiel apariencia de espejos:
Eco de la misma angustia, lago de viento,
Donde se borra y recuerda toda presencia:
Jardines oxidados con uno,
Atravesando el tacto, sacudiendo
El costal de la vida.
De pronto se cierran las puertas.
Los jardines no germinan.
En las lluvias más copiosas,
Florece la espuma.
Noche y tiempo giran sobre caballos sin tregua,
Hacia abejas grises, celdas de un umbral
Sin alfabeto:
Y allí, el barco de los latidos:
¡Horizonte invisible!
Barataria, 28.07.07
Leer más en:
1 comentario:
Querido André, tengo derecho a quedarme sin palabras ante este poema?
Caballos y fe, dos de mis signos profundos y vos los has encontrado.
Un abrazo, hermano. Gracias.
Nora
Publicar un comentario