SOBREMESA
Al pie del fogón, los malabares de la tinta y
el vino: la noche y la voluntad y el zumbido de la impaciencia como
protagonistas de la desnudez de las pupilas. Tal un retrato disuelto en el mar,
los trenes empantanados en las fotografías y esta suerte de multiplicar las
palabras al calor de los adioses. Después de caminar sobre las baldosas del
hambre, la sobremesa despojada de sombras, y el jade las luciérnagas en su
propia armonía. (En algún lugar del
planeta hay urgencias y treguas y oráculos insolubles.) En medio del bosque
de la lectura, quizá escriba mi autobiografía, quizá deba prestarle los ojos al
estanque de la noche. Mientras tanto pienso en la aurora devorándome en llamas…
San
Francisco, California, 2013
Del libro: Primavera de arcilla
©André Cruchaga
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