© Obra de Vicky
Kokolski
ÁMBITO DEL
ABSURDO
Absorto, en medio de la lengua presurosa de la hoguera
del desván.
Anclado el vuelo en
la miseria del Paraíso desconocido.
(Donde
hay noticias debo poner mi barba en remojo.)
En los adentros de
la claridad, gime el lecho oscuro de los sofistas,
ese ámbito donde
el sol no repta ni da escalofríos.
La noche con sus fósforos
de absurdo hila las calles con himnos
oscuros y cabezas
que agonizan como los pájaros en la vía pública.
Hoy respiro
imprecisiones cuando el ojo depreda maniquíes,
y las mercancías se
llenan de viscosidades y medias verdades.
Me hieren las
aguas de vidrio de las nubes y la cuerda floja
de las miradas en
la intemperie de ecos culpables de la lengua de fuego.
Es raro verme
suspendido en las calles como una libélula anónima.
Abaniquea el sex
show en las mortajas: parezco un coleccionista
de muérdago en
vasijas de morro. La cicatriz de las palabras es mayor
a una tragedia de
comensales ciegos: cuando crece la impudicia,
procuro quitarle
el vinagre a los preservativos y pensar el alba
entre las manos de
un azul de piedra oscura sobre el último vaso
de mar en la boca
que cruza peldaños de langostas.
A diario lamemos
sin reparo el invierno vigilante del dolor y el fracaso.
San Francisco,
California, 2013
Del libro: Primavera de arcilla
©André Cruchaga
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