EXTRAVÍO
En
medio de los andrajos que nos deja la fauna del esperpento
y
las aceras y los hierbazales de la insidia,
me
distraigo con los discursos y las conversaciones bifocales
de
los protagonistas que se extravían en una niebla de ceniza.
(Nada es más fácil que ser correligionario
del tiempo.)
Uno
tiene que entender los sincretismos sin usar auriculares,
(sujeto y objeto) en el pensamiento y sus formas.
A
fin de cuentas siempre divago en las interrogaciones; me atraviesa
hasta
las profundidades la melancolía, el golpe amargo del futuro.
Tal
vez porque he vivido acantilados de certezas y rotundos forcejeos.
En
un momento me desvelan las leyendas, los rincones de las horas
carentes
de ternura, la rebeldía cautivadora de tus pezones.
¡Cuánto
jugamos sin fatiga en estos jardines de deseos enterrados
y
desenterrados! ¡Cuántas ojeras en la dulzura del último presagio
derramado
del alba y su motín de sangre salada y fuego!
Crecen
las banderas y el filme negro de la filosofía de los candelabros.
Cualquier
noche, más clara que el día vendrá la victoria…
Vos,
rescatarás el horizonte sin un dejo de ponzoña y húmedos pañuelos.
Barataria,
2014
Del libro: Primavera de arcilla
©André Cruchaga
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