©Imagen cogida de Pinterest
FOTOGRAFÍA
Dos
cuerpos enlazados domestican la eternidad.
Todo lo
demás es penumbra.
Vicente
Huidobro
Sobre la eternidad lloran
las aceras: agua del tiempo con pájaros
y dos eternidades a punto de
inmolarse;
allí, en la luz, la llama de
los pétalos y ese fluir de dos cuerpos
que rompen los ojos en la
tibieza sonrosada de la sed.
(Toda
intimidad cobra vida en la memoria.
Ésta
que comparte el azúcar del aire.)
Junto al gajo del aliento,
esta forma de ser todos los días:
realidad o ficción de las
palabras en medio del murmullo.
Siempre existe una suerte de
magnetismo a mitad del respiro:
cada vez reasumimos la
semilla que nos despierta el pulso del ala,
(el
ojo en un instante transparenta lo eterno)
—la ternura, de pronto
es un oasis que nos habla
desde ciertas profundidades…
Del libro “Estación
Huidobro”, 2019
©André Cruchaga
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