Imagen cogida de la red
SINFÍN
Infinita la otredad en sus
caudales, el arte poética en la estación
de los inviernos. ¿Quién nos mantiene en los equilibrios
devorados
del absoluto? El tamaño del agua
es como el de la patria o el deseo,
oscuros odres del abismo, en
todos los años torpes de la luna.
—A estas horas, ya hemos
arrancado el arcoíris de la boca, el ojo de la ciudad
es solo un monstruo insomne,
una demencia con ganancias: cada
quien huye y gime entre las aguas
de la ternura y la ebriedad de la
saliva. En los andenes, siempre es extraña
la lluvia, la noche desembarca
sus porciones de sexo.
(El sinfín de los sueños muerde el sinfín de la memoria cuando repta
en el cuerpo del escalofrío.)
En la tormenta salvamos el
disimulo pero quemamos los poros…
Barataria, 28.VI.2014
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